martes, 24 de mayo de 2011

LA ADOLESCENCIA DESDE UN ENFOQUE PSICOANALÍTICO.


            Desde una perspectiva psicoanalítica se ha venido describiendo la adolescencia como una época de cambio, un periodo de reorganización de todo lo vivido hasta ese momento, de turbulencia y de descubrimiento; de movimientos hacia una nueva identidad y de un nuevo conocimiento de uno mismo. Es decir, es una época de transformación, de "transición" del niño en adulto, y por lo tanto con unas características determinadas y especiales.

            La adolescencia es una etapa de crisis, crisis de  identidad. Se puede considerar que el problema de la identidad consiste en la capacidad de mantener el concepto de sí mismo, y la integridad frente a los cambios que ha de soportar. No obstante la identidad no es un sistema interno cerrado, impenetrable, sino un proceso biológico, psicológico y social. Y es en este punto donde creo que nos hemos de parar y poder pensar en el adolescente de hoy. Hasta ahora se ha puesto mucho énfasis en el hecho de que el adolescente pase su crisis dentro de unos límites de normalidad o que todo esto acabe organizando un trastorno psicopatológico, dependiendo de:

  • La integración de la personalidad.
  •  De cómo hace frente a las frustraciones y a los diferentes duelos que ha de superar.
  • De la capacidad comunicativa que le permiten aproximarse y compartir sentimientos, o por el contrario cerrarse o evadirse

            Personalmente creemos que es importante poder pensar en cómo interacciona e influye en el adolescente el entorno social entendiendo desde una perspectiva amplia (psico bio social); dado que actualmente abundan los trastornos de personalidad en la adolescencia, mucho más que hace unos años.
También consideramos importante, para poder entender al adolescente, situarla en un entorno socioeconómico e histórico determinado, en nuestro caso el de los países desarrollados. En este sentido nos encontramos que el adolescente de hoy se encuentra atravesado por una cultura determinada, que se ha venido a denominar la cultura de la postmodernidad.

            La cultura de la postmodernidad, actual,  se caracteriza por ser una época de cierta desilusión, donde no se cree en ideales, donde hay una ausencia de los grandes proyectos que se daban en épocas anteriores, y que llevaban implícita la idea de crecimiento y de progreso. Hoy nos encontramos con expresiones tales como "imagen", "consumismo", "zapping", "e-mail", "boom", "hard", "soft", "light", etc., propias de esta época, época básicamente de impacto audiovisual-
Esta época se caracteriza igualmente por la existencia de una cultura del "bombardeo" de la imagen, donde por exceso de la misma se da lugar a una sobresaturación, no dando tiempo a la asimilación y a la elaboración, y provocando un impacto en la conducta de modo que se refuerza nuevamente la imagen en lugar de la palabra. En esta época se han generado nuevas estructuras para la recepción y adquisición de conocimiento. Prueba de ello es la nueva modalidad de "escritura electrónica" que está surgiendo gracias al "boom" de la telefonía móvil.

En esta época:
  • Se acentúa el individualismo, dándose frecuentemente exhibicionismo y superficialidad.
  • Se exalta "el culto al cuerpo", y de un hedonismo que puede terminar atentando contra la salud.
  • El consumo define el ser: "soy lo que tengo".
  • Los medios de comunicación proponen a la adolescencia como modelo social y a a partir de ello se "adolece" a la sociedad misma.

Es en este contexto donde se encuentra el adolescente de hoy, pero también se encuentra el adulto. Como resultado no nos encontramos a adolescentes en un periodo de "transición" sino en un "estado", donde la adolescencia tiende a prolongarse en el tiempo.

Los padres se ven atenuados en su capacidad de contención, así el adolescente se enfrenta a grados de libertad que dan lugar a una incontinencia y abandono. Ante todo lo dicho, pensemos en los duelos propios del adolescente, y las transformaciones que se han de dar en este período.

Los adolescentes hoy, tienen una gran cantidad de información a su disposición, pero no tienen al adulto que le sirva de contención, ya sea para identificarse o para confrontarlo; sus vínculos son breves, superficiales, exhibicionistas, que en ocasiones tienden a la actuación antes que la comunicación. No poseen modelos, por lo que buscan modelos colectivos. La confrontación generacional ocupa un segundo o tercer plano, cuando anteriormente era el primero. Si bien se observa un cuestionamiento en cuanto a lo cotidiano de la vida familiar, éste no se presenta respecto a los valores de los padres, la actitud común es la indiferencia y el aislamiento: cada uno aparentemente va a  lo suyo.

Los adolescentes se ven obligados, en muchas ocasiones, a ser padres de sí mismos, situación que les da más libertad, pero para la que no cuentan con recursos suficientes.

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